Allein in vier Wanden
Con aparente frialdad y distancia inicial, la directora Alexandra
Westmeier nos introduce en un instituto ruso de menores. Su gran virtud
es invitarnos con engañosa suavidad a ese mundo, como si no hubiera
peligro, como si todo fuera un juego de niños. La nitidez y claridad de
las imágenes, junto con el orden y la pulcritud castrense del lugar,
contrastan con las historias que vamos descubriendo: historias de
exclusión y sufrimiento detrás del esfuerzo institucional por uniformarlo
y homogeneizarlo todo.
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